Una capa tenue de niebla gris se cernía sobre la ciudad, hacía frío en las calles; el verano había llegado a Inglaterra.

 

Rudyard Kipling

Oh, el adorado clima inglés. No podíamos evitar traerlo a colación.

Es cierto, las eternas nubes de las islas británicas no son algo de lo que seamos muy fanáticos.

Pero Inglaterra realmente hace el esfuerzo por compensar su molesta lluvia con un sinfín de lugares increíbles.

Desde verdes campiñas con románticos pueblos de casas de cuento hasta costas salvajes delineadas por acantilados, los paisajes naturales de este país son realmente únicos.

Y ni hablar de sus ciudades: desde la cosmopolita Londres, la mismísima definición de una capital energética, hasta clásicas como Oxford o rebeldes como Bristol.

Es cierto: Inglaterra no se destaca por su clima ni su comida local.

Pero lo equilibra con una escena internacional, monumentos y castillos de película y una conjunción de estilos que la convierten en un destino fundamental en un viaje por Europa.